Los unionistas y universitarios arrinconaron a los policías y militares, y tomaron reparticiones del Estado, entre ellas el canal 7. Saquearon las instalaciones de Entel y bloquean el aeropuerto de Viru Viru. La tensión persiste. El Plan Tres Mil se organiza.
Luego de más de ocho horas de insistentes arremetidas, los unionistas y universitarios de Santa Cruz lograron vencer la resistencia de los militares y policías, y tomaron y saquearon con violencia el INRA, Impuestos, Entel, canal 7 y el CEJIS, además de Migración. A su paso golpearon a varios conscriptos, a los que les quitaron sus armas.
Los gases lacrimógenos no contuvieron a la turba que, a medida que pasaban las horas, crecía en número, agresividad y violencia. Varias calles se convirtieron en verdaderos campos de batalla.
Luego de más de ocho horas de insistentes arremetidas, los unionistas y universitarios de Santa Cruz lograron vencer la resistencia de los militares y policías, y tomaron y saquearon con violencia el INRA, Impuestos, Entel, canal 7 y el CEJIS, además de Migración. A su paso golpearon a varios conscriptos, a los que les quitaron sus armas.
Los gases lacrimógenos no contuvieron a la turba que, a medida que pasaban las horas, crecía en número, agresividad y violencia. Varias calles se convirtieron en verdaderos campos de batalla.
Las escaramuzas empezaron a las 10.30, cuando unionistas y universitarios cercaron la calle Sucre, donde se encuentran las oficinas de Impuestos. La Policía y los militares contuvieron varios intentos de toma, pero al final cedieron.
En medio de la calle se armaron improvisadas barricadas desde donde manifestantes y policías intercambiaron gases lacrimógenos, piedras y petardos.
La turba venció a las 15.30 y luego derribó las puertas de Impuestos. Los uniformados fueron rebasados y obligados a salir de estos predios en medio de golpes y secuestro de algunas armas de fuego y equipo antimotines. Otros escaparon por el techo y se refugiaron en el hotel La Paz, ubicado tras estas oficinas públicas.
Cubiertos con barbijos y armados con palos, los unionistas ingresaron a Impuestos. El director de Autonomía de la Prefectura, Carlos Dabdoub, estuvo en los hechos y anunció: “Santa Cruz no se va a rendir jamás”.
Empero no pudo evitar que se golpeara a conscriptos que a gatas, ensangrentados y sin armas, cascos ni escudos, huían.
Entonces sonaron las campanas de las iglesias y la movilización comenzó a crecer. Los policías no se salvaron y uno de ellos dejó su motocicleta para escapar.
“Todo militar que dispara contra su pueblo es un criminal”, decía una persona que mostraba un arma que quitó a los soldados. Al mediodía, en La Paz, el viceministro de Gobierno, Rubén Gamarra, advirtió que “cualquier daño personal o material por la escalada de violencia que la Unión Juvenil realiza, tiene sus responsables y son Branko Marinkovic y Rubén Costas”.
En el ambiente cruceño aún se respiraba la tensión y los gases lacrimógenos parecían haber perdido todo efecto pasado el mediodía. No muy lejos, los discapacitados —en su intento de tomar el INRA— fueron reprimidos.
Por horas, los policías y militares resistieron la arremetida unionista en la calle Ñuflo de Chávez, pero no lograron impedir que uno de los movilizados, a bordo de un vehículo cuatro por cuatro, rompa la puerta del garaje de esta institución. Las fuerzas del orden cedieron otra vez a la agresión y a las 16.00 el INRA fue ocupado. Luego los manifestantes arrojaron a la calle documentos y equipos de computación que después fueron quemados.
Esto motivó que busquen nuevos blancos y, en ese afán, identificaron a Entel. Con pedradas y petardos rompieron los ventanales del edificio y doblegaron la custodia policial. Ingresaron y saquearon estas oficinas, llevándose celulares y computadoras, mientras que desde lo alto arrojaban gorras y otros materiales. Un comunicado de la empresa informó que hay pérdidas por 20 millones de bolivianos y daños a equipos de transmisión de las redes ATB, PAT y Unitel.
Las ambulancias eran requisadas antes de ingresar a zonas de conflicto para socorrer a más de una veintena de heridos, entre los que se encontraba el ex dirigente empresarial José Céspedes, con una herida de gas en el rostro.
Una hora más tarde, a las 17.00, los unionistas tomaron el Centro de Estudios Jurídicos e Investigaciones Sociales (CEJIS), que aportó con ministros al gobierno de Evo Morales. Uno de ellos, el ministro de Agricultura, Carlos Romero, lamentó el suceso.
Antes, las oficinas de la gubernamental Patria Nueva sufrieron un atentado que la obligó a suspender emisiones. También tomaron y destrozaron los equipos del canal 7.
En la noche, varias personas se trasladaron hasta Migración y la ocuparon pacíficamente, ante la ausencia de resistencia policial. Mientras, los militares reforzaban su presencia en el aeropuerto de El Trompillo y otros grupos bloqueaban el ingreso al aeropuerto de Viru Viru.
Luego de los hechos de violencia, mucha gente se congregó en la plaza 24 de Septiembre. El dirigente cívico Roberto Gutiérrez, desde un megáfono, llamó a mantener una vigilia en las instituciones tomadas.
Desde el Palacio, el ministro de Defensa, Walker San Miguel, destacó “la templanza de nuestros militares” ante las agresiones; y su colega de Gobierno, Alfredo Rada, denunció un intento de “golpe cívico-prefectural”.
En el Plan Tres Mil, con fuerte presencia masista, los vecinos comenzaron a organizar la resistencia.
El prefecto cruceño, Rubén Costas, dijo que lo sucedido en esta capital, como en el resto de las regiones de oposición, “no es un golpe de Estado, ni un golpe cívico-prefectural”, sino una respuesta “a la violencia y represión de un Gobierno fascistoide”.
“Cualquier daño...tiene sus responsables... Branko Marinkovic y Rubén Costas”
Rubén Gamarra, viceministro de Gobierno.
“Lo sucedido hoy y lo que pueda suceder es única y exclusiva responsabilidad de Evo Morales”
Prefecto, Rubén Costas
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