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lunes, 8 de septiembre de 2008

El tiempo se agota

La promulgación de un Decreto Supremo convocando a dos referendos constitucionales y tres elecciones para el 7 de diciembre, y la posterior decisión de la Corte Nacional Electoral de no administrar dichos procesos hasta tanto no exista una Ley de la República, parecen haber concentrado el debate y la atención pública a un asunto que, en los hechos, es meramente formal.
De pronto, la polémica se ha centrado en una cuestión de orden legal; es decir, en el procedimiento que debe emplearse para llamar a los dos referendos: uno dirimitorio de un artículo referido al límite de extensión permitido sobre la propiedad agraria y otro aprobatorio del texto íntegro del proyecto de nueva Constitución Política del Estado, además de la elección de consejeros departamentales y subprefectos.
Ha quedado claro que, para el Gobierno, esos procesos siguen en curso, y no es por otra razón que el Primer Mandatario envió en las últimas horas al Congreso un proyecto de Ley por el que se convoca a dichos referendos para el 25 de enero del próximo año, fecha para la que también han sido anunciadas las elecciones de prefecto en los departamentos de Cochabamba y La Paz.
Con el anuncio presidencial, es de prever que en los siguientes días el eje del debate se dirija al Poder Legislativo, donde oficialistas y opositores librarán una nueva batalla para viabilizar, los unos, o para evitar, los segundos, la materialización de los dos referendos constitucionales.
Para tal efecto, las organizaciones sociales afines al Gobierno ya han anticipado una marcha sobre la Paz con el propósito de cercar el Congreso y forzar a los parlamentarios a aprobar la Ley que convoca a los procesos electorales antes citados.
Como se verá, la habilidad política del Movimiento al Socialismo parece haber conseguido que la atención general se desvíe a un tema puramente formal, como es la necesidad de una Ley de la República para convocar a dichos referendos, dejando en un segundo plano el debate de fondo, que no es otro más que las graves irregularidades cometidas en la aprobación de un proyecto de nueva Constitución Política del Estado cuyo contenido, además de no reflejar la voz ni las expectativas de amplios sectores sociales y regionales del país, ha sido diseñado únicamente a la medida de los intereses circunstanciales del actual esquema gobernante.
No habría que extrañarse si el MAS, apelando a su mayoría política, a la fuerza de sus movimientos sociales y a la miopía de los partidos de oposición, vuelva a imponerse en el Congreso para lograr su cometido. De ser así, habiendo satisfecho la exigencia del máximo organismo electoral, lo más probable es que el país se vea nuevamente inmerso en una espiral de tensión y violencia de imprevisible magnitud, sobre todo en aquellas regiones que no se sienten reflejadas en el proyecto de nueva CPE.
Es probable, pues, que estos sean los últimos y más valiosos días para que los actores políticos del país, y la propia comunidad internacional, se interesen de manera decidida y urgente en frenar la acelerada marcha del país hacia inminentes escenarios de gravísima confrontación interna.Es probable, pues, que estos sean los últimos y más valiosos días para que los actores políticos del país, y la propia comunidad internacional, se interesen de manera decidida y urgente en frenar la acelerada marcha del país hacia inminentes escenarios de gravísima confrontación interna

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