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lunes, 27 de octubre de 2008

La primera dictadura del Siglo XXI


Juan Carlos Velarde

El triste final de la asamblea constituyente era el presagio de lo que actualmente vivimos en el país. La actitud de imponer mediante la fuerza, con sangre, un proyecto de constitución, es la muestra más clara de que el gobierno de Evo Morales no tenía la capacidad de lograr un rencuentro entre todos los bolivianos, entonces el famoso “empate catastrófico” se convirtió en un “desempate a la fuerza”. Las señales de que el gobierno de Evo Morales ejerce un sistema de dictadura sobran, los “clandestinos de la democracia” seguimos vivos, como una prueba latente de la falta de libertad de expresión.
Bolivia tiene como una de las formas de gobierno la democracia representativa basada en la representación de todas las regiones aglutinadas en el Congreso Nacional (Cámaras de Senadores y Diputados) y es precisamente este el escenario democrático donde se puede tejer los consensos que viabilicen una paz duradera para los bolivianos, sin embargo es éste el Poder que está secuestrado por una visión del país que pretende arrogarse la representación de todos los bolivianos. Este secuestro radica en el hecho de presionarlo constantemente, cercarlo y entorpecerlo, acciones que algunos políticos de nuestro país todavía celebran, sin darse cuenta de que lo que se está coartando no es la voz de unos cuantos congresistas, sino la voz de los ciudadanos representados a través de los congresistas.
A estas alturas podemos afirmar que el referéndum constituyente no será una consulta para votar por un proyecto de constitución integradora de los bolivianos, por la sencilla razón de que el proyecto de CPE del MAS no contempla la voluntad de cuatro regiones expresada en la normatividad de sus estatutos autonómicos que son una realidad legítima incuestionable. Así mismo, el proyecto de constitución es un programa de gobierno en el que está incorporada sólo una visión del país, puesto que el MAS no escuchó ninguna de las propuestas planteadas por las 11 fuerzas de oposición representadas en la Asamblea Constituyente y que cuantitativamente representaban a la mitad del país.
Entonces concluimos que es una constitución para gobernar no para pacificar, sin embargo todos coincidimos en que el país necesita acuerdos para pacificar, pero sobre todo para reencontrarnos entre los bolivianos, y eso no significa que una convocatoria a referéndum constituyente con algunas modificaciones del proyecto de CPE, se la entienda como validación de los actos ilegales cometidos en la Calancha y Oruro en noviembre y diciembre de 2007. Lo más lamentable es que la discusión en el Congreso se hubiese centrado en la reelección presidencial de Evo Morales. Ese no es un tema que nos interese a los nueve millones de bolivianos, ese es un asunto que los congresistas ni siquiera debieron perder el tiempo en considerarlo, lo que ha significado que las aspiraciones autonómicas, la inclusión social, y muchos otros temas de la agenda nacional han quedado relegados a la reelección presidencial. Esto reconfirma que lo que el Movimiento Al Socialismo a la cabeza de Evo Morales está tejiendo en Bolivia, es la primera dictadura civil vitalicia del Siglo XXI.

El autor escribe desde algún lugar de América Latina.

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